Algunas verdades incómodas que no mencionó Al Gore.

1. Mi gato no es estúpido. Salta del provenzal a la mesa de luz, encuentra caramelos, restos de papeles y algunos bollitos menos coloridos, los tira al piso y juega con los que crujen más.


2. Hijos de padres separados hartos de dividir su tiempo, hartos de ser consientes de la distribución injusta que le otorgamos a nuestros seres amados. Algunos testimonios: “Quisiera que todos vivamos en un gran espacio lleno de huertas y autos para ir al centro a pasear”, “a mí la verdad, es que me tienen re podrida, prefiero que ellos vengan hacia mí”, “odio el tiempo”.


3. Una vez me comí un chupetín hasta deshacerle el palito y desenrollarlo, apliqué mi técnica reiteradas veces pero jamás pude dar con la misma marca de chupetines y terminé rompiendo palitos.


4. Algunos hombres se han jactado comentándonos cuan malos han sido en sus otras relaciones. Algunos hombres, y algunas mujeres también, se han jactado además de explicar cuan amorosos iban a volverse ahora, luego de conocer a la persona con la cual decidiese compartir sus más profundos sentimientos. A lo que les respondo: no me seduce tu lado malévolo, quiero que seas bueno siempre, con todos los seres de esta tierra, conmigo solo es un gran desperdicio.


5. Cuando fui a la misa que daban en honor o en nombre de mi abuelo (no sé realmente como especificar de la manera más empírica aquellas costumbres cristianas), creí encontrarme con algunos bellos recuerdos de su vida, entonces me fui muy contenta a escuchar de cuando iba a los recitales de los Gatos. Pero aquello no resultó así, de ninguna manera. Por lo contario se la pasaron hablando de Jesús y sus andanzas y apenas lo nombraron. Fue como cantarle una canción de Palito Ortega y dedicársela.


6. Ninguna facultad es más importante que la de poder enseñar desde el corazón. Las demás solo quieren bocharme.


v.

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