En el río con Kevin.

En el sueño, Kevin Bacon llevaba una capa roja que le cubría hasta los talones. Soñar con Kevin Becon es bueno, es sano y caliente. Es así como lo conocí, metiéndole los dedos en la cabellera lacia a Kevin.
-Tenemos que renovar el paisaje destruyéndolo y armando con las partes más deformes un hermoso parque dónde podremos venir a hacer picnics los fines de semana, cuando esta toda la familia reunida…incluso la tía indeseable y el chiquillo tarado, los parques son importantes, pero dejan de serlo cuando se plaga de policías…por eso tendríamos que estudiar para policía y vigilar nuestro parque destruido, vigilando que todo esté bien destruido- me aconsejó Bacon esa tarde transfigurada a mitad madrugada sobre una columna media sospechosa, dónde solo apoyó las puntitas de los pies en el borde y miró al río.
-La Setúbal es bonita, ¿no, Kevin?,…estás lindo en las pelis, esas de TNT, ¿eres tan nervioso como aparentas?...con esos labios finitos… ¿es agradable besarte?- estaba hablándole correctamente, si, en los sueños soy mucho más medida.
Estaba a punto de despertarme, podía sentirlo, los brazos se transformaron en dos gelatinas pesadas… ¿gelatinas pesadas?, quizás estaba muriendo, en los sueños siempre muero, con Kevin Bacon o con Madonna...me daba igual, ellos no existe para mi, solo son unos bonitos personajes de una estantería fílmica y musical.
Antes de que abriera los ojos, Bacon seguía hablándome hemorrágicamente sobre los parques y los policías de la nueva generación…de pronto un silencio inundó la parlante Setúbal y su cuerpo cayó sobre los amarronados mantos helados, (“todas las pastillas que lleva encima” pensé…) él me hiso una seña para que me uniera al vínculo acuático que había comenzado, pero le comenté que era solo mi sueño…y que no me apetecí resfriarme en mis propios sueños…él me contesto que era desastrosa para ensoñar, yo me quité la ropa y bailé un poco para él y para la Setúbal, ambos reían verdaderamente como hienas embalsamadas.


venusa.

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