Un día
empecé con los sueños
no miento
yo, siemple
vecina niña
de Beatriz y
los López
cortada
kiosco de
Tita
pollería Don
Valerio
la vía
la ciclovía
el que
tiraba las cartas de tarot en la esquina
yo soñaba,
inesperadamente, con cuarzos, apocalipsis y
dragones.
Un día
encontré un gato muerto
y me paré
frente a él
lo imaginé
parpadeándole al sol, precioso
caminando
por calle Güemes.
sostenía mi pequeña
bicicleta
rosada
con una mano
y le
pregunté a mi papá
si podríamos
cubrirlo
de las
moscas, papá
de los perros, papá
¿de que va a
ser?
Le pregunté
si era posible, cubrirlo con más tierra.
Ese día
estábamos apurados
ese día
tenía educación física
pero ya
estaba cansada de ir
y de
reconocerme tan diferente a mis compañeras
las de la
Moreno y las de Sargento Cabral también
yo miraba sus
pechos comparando con los míos
que no
crecían, me indignaba con mi pubertad y
preferí ser,
solo por ese día
sepulturera de los gatos huérfanos
solo por un
día
sin vóley
sin silbatos
sin tantos
pensamientos del tipo:
“cuando
tenga tetas, voy a usar un corpiño rojo”
Ese fue un
día, en el que pude elegir.
El día que
nació mi perro zulú
mi cuerpo se expresó y manchó de rojo
mi cuerpo se expresó y manchó de rojo
la ropa de
danza
los cancanes
los cancanes
la bombacha
cómoda
esa noche me
desvelé por completo
feliz, no sé
de qué
del cachorro
nuevo quizás
o de haberme
develado un pequeño misterio
que venía
mostrándose de a poco
hacía unas
semanas.
ese día
los sueños
del apocalipsis seguían
y siguen
un día la
tierra era oscura y los seres eran temibles
un día salía
en bicicleta a rescatar a mis amigos
un día
también había dragones azules
en una isla
un día
yo, siemple
vecina niña
hija de los
locos de arriba
nieta de la
que va a la iglesia
sobrina de
las mellizas de Guadalupe
prima de las
chicas del calvario
yo, niña enredada,
simple vecina
me enojé
desde los 15 a los 17
me dejé de
enojar a los 18, en mi cumpleaños
besé a mis
amigos, a mis amigas
a mis gatos
y a sus crías
tuve una
casa
enterré una
foto
dejé de
comer
perdí otra
vez las tetas
me paré de
manos
y volví
un día volví
a la casa donde vive zulú
y me desvele
toda la noche
pensando en
que
un perro
viejo
un amigo
perro
¿podía
morir?
AY
ResponderEliminarEs muy hermoso este poema. Pienso en un ciclo asombroso y onírico. Sos lo más.
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