Está creciendo la parra, el maracuyá: van migrando por la reja tímidamente. Uno crece al costado izquierdo, otro al derecho. Todavía no se conocen. Pero se vieron de lejos. La parra le muestra sus pelotitas verdes, canicas del jardín. El maracuyá le lució esa flor de maravillas infinitas, cada raya se despliega al sol, haciendo divinidad con él. Ahora saca esa fruta, amarilla enigmática. Las mariposas la besan, la gata quiere cazar. 
Hoy se hablaron. 
¡Hay una fiesta del otro lado, amiga parra! ¡vení para acá, con la Maracuyá! Tu amiga, la de los tríos salvajes, sin desprecio a la especie diversa. Surfeá la reja hasta acá, traete entera, con los tiernos bracitos que se pegotean al hierro, rodeame con tu tronco firme y que nadie se entere que somos dos distintas, ¡hagamos un puente de parracuyá!

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