Escribo porque si
me inspiro porque si
ni por nadie ni por nada, porque casi no puedo concentrarme.
Casi todo me pasa porque si
porque nunca logro encontrarle un sentido muy acabado a las cosas más acabadas.
Me pregunto si esto de las normas es en realidad una cortina donde detrás se esconden
seres con cerebro de limbo.
Si hago apología es porque soy.
Soy caos
simultáneamente de otras cualidades
puedo deslumbrarme fácilmente
escribiendo fealdades como estas
sorprendiéndome de lo poco interesante que puede volverse algo,
que en realidad tiene su carácter mágico.
La noche está perfecta para salir y olvidarse de este desastre.
(Si se nos ha sido otorgada una virtud, solo deberíamos dedicarnos a acariciarla por siempre, nada de distracciones empresariales.)
v.
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Piquitos