putita

Dulces sueños tenían esos dos, decían que su cama era un altar para el amor.

Entre una piel y la otra ya no existía distancia aparente, entre María de los Ángeles y el cielo había una Gibraltar sin estrecho.

Lo único que te puedo dar son pedazos de mí, porque me he quedado sin dinero y me olvidé de pagar todas las cuentas de madera.

Y ahora me pongo a dar explicaciones de por qué estoy escribiendo cosas tan románticas, de por qué ahora si tomo un jugo de naranja todas las mañanas y mi papá me habla de Bukowski como si fuera nuestro vecino Norberto que nos pide harina “usted viene por la harina, buen amigo, cuéntenos otra de sus mujeres fantásticas” “mis tiernas putas, querrás decir”,” todos somos putas entonces” le contestábamos con amor en los ojos.

Ser una puta tranquila. Somos putas los dos.

Al final todo se transformó en uno de las viejas épocas, cuando no existías y creía que el amor era un esfuerzo sacerdotal.

Te amo.

Puta el que lee.







putivenus.

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